lunes, 30 de agosto de 2010

Música Mandé


Entre las ventajas de mantener un blog sobre el tema que apasiona, está que a raíz de las relaciones, explícitas o no, que se entablan, despierta de repente en uno el investigador que lleva dentro. Hace unos días, me encontraba sumido en una especie de saturación musical de la que creí no salir jamás. Llegué al extremo de desconectar el timbre, el teléfono y prácticamente todo artefacto que reproduce música, con excepción, claro, del CP porque no estoy en condiciones de sustituirlo por un Mac. La situación llegó al extremo, cuando descompuesto salí a reclamarle al heladero que pasa a diario tirando de su carretilla, que dejara de sonar la campanita. El hombre, naturalmente, reaccionó ante el energúmeno en que me había convertido y me incrustó una cornucopia de veteado napolitano entre ceja y ceja. Si no interviene la familia no se que habría pasado. Y bueno, se lo comenté o ya se había enterado, no sé, a una psicóloga que sale a caminar por las mañanas, también aficionada a la música y me recomendó seguir navegando como si nada hubiera pasado. A regañadientes, así lo hice y, de repente me encuentro con una entrada sobre la Kora, ese instrumento africano de veintiún cuerdas (11 tocadas con la mano derecha) y con un calabazón como caja de resonancia. Y hete aquí que de la noche a la mañana me encuentro bajando libros sobre el asunto, consultando y por medio de un amigo consigo al final, proveniente de un pintor garífuna del caribe local que anduvo hace unos años por Senegal, una copia de este compacto de uno de los más reputados e innovadores maestros actuales, Soriba Kouyaté, quien ha tocado, me dicen, para el presidente de dicho país, el señor Senhor.



Escuchando ese sonido parecido al arpa, me sentí, si no Nerón, por lo menos el señor presidente.

jueves, 26 de agosto de 2010

Alegre de no estar contento.


Frederick Nolan, escritor amante de los musicales basados en las composiciones de la pareja que llama "el dúo dinámico de Broadway" (Lorentz Hart y Richard Hammerstein), escribió en 1978 el libro homenaje "El sonido de su música". En 2005 lo reedita y en la presentación cuenta que en la primera edición, lo que trataba de hacer era recapturar algo de la excitación de esa época gloriosa (1937-1942) en la que compusieron cualquier cantidad de éxitos que luego emprenderían su propio vuelo:





Una época en la que nadie sabía -continúa Nolan- si el show en el cual trabajaban sería triunfo o fracaso. Días en los que todo iba bien y días en los que nada. Veinticinco años más tarde, dice, todavía sigo tratando.

Igual que el tocayo Frederick, sigo yo tratando de encontrar, sin éxito, en las páginas del libro que me deja ver la oferta en internet, algo relacionado con uno de sus temas más subvalorados y que me gusta escuchar en estos días (van 4) de lluvia ininterrumpida a torrentes.



lunes, 9 de agosto de 2010

Por si acaso


“Sólo en caso se olvidara cuán malo era él realmente”. Curioso el título que la gente de “Savoy Records” le dio a este compacto del saxofonista alto/tenor Sonny Stitt, publicado en 2003. El último (1981) en vivo y en vida de quien sabe cuantos, grabados por el que ostenta la marca de saxofonista con más grabaciones en la historia del Jazz. Pocos meses después moriría a la edad de 58 años.

¡Bien pudieron escoger un mejor nombre¡ fue la primera observación que pasó por mi cabeza al escuchar la segunda pista. Luego me sentí tentado a averiguar las razones de este aparente equívoco, antes de publicar la entrada.



Pero bueno, quede esa tarea para los críticos, que para eso están; y sin pretender serlo, simplemente me gustó cómo, en la melodía (Star eyes), el primer e impresionante solo del saxo alto Richie Cole, hombre de una técnica ilimitada y conocedor de cuanto truco del arsenal del “bebop” exista, despliega citas familiares a ritmo cercano al vértigo; pareciendo tener al lado, como escolta nada más, a Sonny. Pero es su turno y las articulaciones empalman, las frases conectan y la cita (del “Carnaval de Venecia”) se incorpora imperceptiblemente dentro del solo, y, ahora sí, el majestuoso sonido “Sonny” -a garganta abierta- prevalece, haciendo prácticamente a Richie, sonar como un rechinido.



Alineación
Sonny Stitt (alto & tenor saxophones)
John Handy (alto & tenor saxophones)
Richie Cole (alto saxophone)
Bobby Hutcherson (vibraphone)
Cedar Walton (piano)
Herbie Lewis (bass)
Billy Higgins (drums)


martes, 3 de agosto de 2010

Post vacacional


Un verdadero maestro del Jazz, Arturo Sandoval (1951). A pesar de que su reputación se la ganó como trompetista basado en el bop que toca inspirado por su nativa tradición cubana -lo cual es cierto-, ha incursionado profundamente en el tango, swing y jazz eléctrico, en su ya larga carrera. Es también un fino pianista y percusionista. Dicho esto, la noción de Arturo grabando una colección de piezas clásicas, estándares y baladas con un trío apoyado con orquesta de cuerdas, es un poco más que una sorpresa. Sin embargo, eso es lo que “A Time for Love” –como la vieja melodía de Mandel- su recién publicado álbum, básicamente es. Sandoval lo reclama como la realización de un sueño de 20 años. Lo quería lo suficientemente malo como para hacerlo y publicarlo por él mismo, pero el pianista Shelly Berg escuchó los demos y se los llevó a a Greg Field, de Concord Records, quien a su vez los dío a Jorge Calandrelli, quien arregló 8 de las 9 pistas con cuerdas y Berg arregló la otra (de Ravel), con Chris Botti como segundo trompeta, llevó a su trío y la coproducción salió:



Todo revela la profundidad emocional del toque de Arturo Sandoval, no sólo su impresionante “expertise” técnico acumulado que a veces apaga su fiero Jazz; la suavidad y ternura sin emociones sentimentaloides que susurran al oyente un trémulo swing:



o un profundo romance basado en la tradición vocal de las melodías de Mandel/Mercer, donde se pueden identificar sus dos grandes y confesadas inspiraciones para este álbum: el trompetista Bobby Hackett tocando con la orquesta de Jackie Gleason y el álbum “Clifford Brown with Strings”.



Un verdadero contraste en su catálogo. El tiempo dirá. Mientras tanto es recomendable para una reincorporación tranquila a la rutina del trabajo después de vacaciones, o algo así.