lunes, 30 de marzo de 2009

De nuevo con Krall


¿Cómo hacer para que esta mujer de agradable voz, buen ver, que toca el piano con decencia, que recién ha publicado su álbum número 12 y próxima a cumplir los 45 años (Nanaimo, Columbia Británica, Canada ) quede por fin satisfecha con sus grabaciones para el sello Verve?.

Digo esto, porque según muchos, Diana Krall no parece estar contenta con el empaquetado de sus discos porque tratan de convertirla en un símbolo sex e ícono pop con mucha tendencia al “easy listening”. Aspectos que no creo, desagraden al escucha del Jazz, en el momento adecuado.




Con el arreglista polaco Claus Ogerman(1930) quien conduce tanto a la Orquesta Sinfónica de Londres como a la Orquesta de Sesiones de Los Angeles en cada pista, Diana grabó en 2001 “The look of love”, incluyendo a varios de sus músicos de apoyo: John Pisano, Russell Malone, Christian McBride y Peter Erskine entre otros. Y es en efecto un disco que puede servir como música de fondo en un escenario de intimidad,. En el interior hay fotografías dentro de un auto que la pasea por Paris (Jana Shireck) y otros escenarios, en varias poses, digamos abrasadoras, donde algunos pudieran ver una actitud de rechazo a brindar una verdadera sonrisa, abonando así a la tesis de su descontento con esta parte del negocio.


De nuevo se juntan en “Quiet nights” (2009), grabación dedicada al delicado e influyente ritmo de la Bossa Nova. Para Diana es la primera vez con esa música, mientras que Claus colaboró varias veces con uno de sus padrinos: Jobim. El disco recuerda mucho la sofisticación “fuera de horas” del dueto que hizo con Sinatra en el Album “Desafinado”, arreglado también por Ogerman.



¿Cómo remendamos su corazoncito roto?



Algo que no sucedió en 1988, cuando la entonces joven y desconocida Diana, en Berna, corriendo a dar un concierto, abordó un taxi conducido por el trombonista Vince Benedetti quien se quedó a escucharla y la persuadió para realizar algunas actuaciones con su cuarteto. El resultado fue este compacto publicado en 1990, musicalmente aceptable y aunque no pasa nada memorable se ha convertido en una curiosidad.


4 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Hermosa e ilustradora entrada.
Hace unos momentos acabo de hacer un comentario en el blog de Esther Cidoncha (http://ecidonchafotosdejazz.blogspot.com/) donde comentaba los peligros que le veo a Esperanza Spalding. Algo que es constatable en la obra de Diana Krall que si en un momento fue la esperanza rubia del nuevo jazz, se ha quedado convertida, a mi modo de ver, en una artista de hilo musical y sonido de fondo en aeropuertos.

Troglo Jones dijo...

Creo que estamos de acuerdo. Es agradable escuchar a Diana Krall, pero de ser muy prometedora, está empezando a convertirse en música de ascensor. Esperemos que se aburra y dé un cambio. A mí me parece un ejemplo similar el de Eliane Elias.

Abrazos.

Armando dijo...

De acuerdo. Con Esperanzita pues queda eso (como apuesta E.). Diana parece que ya está aburrida, pero un cambio de sello músical, no sé, porque Eliane igual sigue con Blue Note. Creo que es asunto de mercado.

Abrazo elevado

Doctor Krapp dijo...

Yo creo que Eliane Elías es más creativa y atrevida que Diana Krall, aunque hay que entender que cualquier artista con relativo éxito puede caer en la tentación de sentirse estrella y hacer más "digestivo" su producto.